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Está en el Cementerio Morumbí. Hoy se cumplen 30 años de la muerte del piloto brasileño. Escribe Carlos Cristófalo.
Desde São Paulo (Brasil) - La ciudad de San Pablo debe ser la que más veces visito al año fuera de Argentina. Por mi trabajo desde hace 34 años como periodista de autos, es lógico que así sea: San Pablo es la capital de la industria automotriz de Sudamérica. Acá se encuentran las fábricas de vehículos más grandes de la región, los centros de desarrollo y es el fuente de información de la mayoría de las noticias que publico.

Sin embargo, mi primera visita a San Pablo no fue para visitar una fábrica o asistir a un lanzamiento: fue para ver a Ayrton Senna corriendo en Interlagos. El Gran Premio de Brasil de 1993 coincidió con el lanzamiento del Fiat Tempra 16v y aquél fin de semana fue la última vez que Senna ganó ante su público en Brasil. La historia de mi experiencia a los 20 años, manejando en la misma pista donde Ayrton lograría uno de sus triunfos más emotivos, la conté en esta nota.
Viajo unas seis o siete veces por año a San Pablo, pero siempre con una agenda de trabajo muy apretada. Vamos a ser sinceros: Brasil es un país enorme, hermoso, diverso y maravilloso, pero nadie va de vacaciones a San Pablo, una ciudad apabullante en términos de densidad de población, tránsito, ruido y contaminación. Hasta el urbanita más fanático se siente intimidado ante las desproporciones -en toda escala- de esta ciudad. fuente: https://www.msn.com/es-xl/deportes/automotor/un-curioso-recuerdo-de-fangio-en-la-tumba-de-ayrton-senna/ar-AA1nYB6Z?ocid=msedgntphdr&cvid=c2f7595a4d3745778dcf04c13f45fc5c&ei=28