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Los 15 jugadores más altos de la historia del básquet
La estatura ha sido históricamente un factor determinante en el básquet. Claro, es un deporte que se juega con un aro ubicado a 3m05 de altura y cuando más cerca estés, matemáticamente existen mayores chances de convertir puntos. O de lo contrario: que no te anoten. Existen una frase popular que dice la altura no se enseña, dejando claro que el resto de las cosas se pueden aprender en el básquet, pero la talla la tenés o no. Una característica que siempre ha sido una ventaja
O casi. Hoy en día no es tan así, porque se buscan jugadores más versátiles de mediana altura (entre 2m y 2m08) que muy altos. De hecho, las torres (más de 2m13) que antes se buscaban desesperadamente en cada rincón del planeta están demodé.
a casi no hay y las pocas que existen en la órbita de la NBA, como Tacko Fall (2m29), no consiguen equipo. El senegalés, por caso, tuvo que bajar a la G-League (la liga de desarrollo) para destacarse y ver si puede regresar
La escasa movilidad, dificultades para defender lejos del aro y, en general, poco tiro hacen que les cueste desenvolverse en una NBA muy dinámica, vertical y ofensiva, en la cual el juego rápido, la anotación de puntos y el tiro externo son las nuevas tendencias. Pero, claro, esto no siempre fue así. Antes los gigantes eran muy pretendidos. Cuanto más altos mejor. Luego les enseñamos a jugar, repetían los entrenadores que hacían de scouts por el mundo. Se buscaban gigantes hasta debajo de los piedras, en los rincones más recónditos del planeta.
En Argentina hay caso testigo. En 1987, los Hawks de Atlanta se enteraron que había un jugador muy alto, con técnica y buenas manos, que jugaba con suceso en nuestra Liga Nacional y ya había llegado a la Selección. Se trataba del formoseño Jorge González, pivote de 2m29, corpulento (llegó a pesar entre 165 y 200 kilos), un verdadero ropero, aunque con bastante coordinación para su talla. En su primera temporada completa en la LNB había promediado un doble doble (22.3 puntos y 10.9 rebotes), con un 68% dobles, y ya había debutado en la Selección Mayor, incluso jugando un torneo en España contra el Real Madrid.
En aquella Copa Navidad de 1987 lo vio Richard Kaner, un agente que llevaba jugadores a España y jefe de scout de los Hawks en Europa. Fue él quien se lo recomendó al entrenador Mike Fratello y así empezaron a seguirlo. Gracias a las posibilidades tecnológicas de la CNN, la cadena televisiva de Ted Turner, dueño de los Hawks y Braves (béisbol), pudieron captar la señal del Preolímpico del 88 en Montevideo. Jorge se destacó, sobre todo ante el duro Puerto Rico, que tenía a dos pivotes de alto nivel como Piculín Ortiz y Ramón Rivas (ambos pasarían por la NBA). El Gigante anotó 27 puntos y los Hawks tomaron una decisión histórica para el básquet argentino: elegirían a Jorge en el draft, puesto 54 de la tercera ronda, convirtiéndolo en el primer argentino en ser seleccionado. Tres lugares después caería Hernán Montenegro, la otra gran ilusión argentina del momento. Luego enviaron a un asistente a Cañada de Gómez, Santa Fe, para verlo en un entrenamiento privado. Brendan Suhr, el elegido, se volvió a Atlanta con un informe positivo y tras dejarle claro al jugador que debía bajar de peso para soportar el intenso ida y vuelta del juego NBA.
Justamente el Gigante, como le decían, es parte del Top 15 de basquetbolistas más altos de la historia que hicimos para recordar una era que hoy parece lejana pero, como toda moda, puede volver
Por lo pronto, el denominador común de sus integrantes deja claro que la altura no era todo. Tenerla en exceso, como en estos casos, les sacó otras virtudes y, en especial, les generó problemas de salud graves y hasta psicológicos que les imposibilitó triunfar como muchos esperaron al ver una talla tan impactante.