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Con garra y corazón: el león rojinegro volvió a la cima
Cuando el león vuelve a rugir, la sabana entera lo escucha. El león, paciente y observador, puede pasar temporadas enteras lejos del trono, resistiendo sequías y asedio de otros depredadores. Pero cuando vuelve, lo hace con autoridad, con memoria y con un fuerte rugido. Así volvió Liga Deportiva Alajuelense en este Torneo de Apertura 2025: como el león que jamás olvidó su naturaleza.
Los colores rojinegros regresaron a la cima de la Primera División costarricense con la obtención de la estrella 31, una conquista que no solo representa un número más en el palmarés, sino la confirmación de un proceso que entendió que el liderazgo, como en la vida salvaje, se construye desde el orden, la estrategia y la convicción colectiva; fue la consecuencia de un equipo que volvió a reconocerse frente al espejo.
En la vida del león, el territorio lo es todo. Defenderlo implica carácter, disciplina y respeto por la historia. Alajuelense entendió que su guarida el Morera Soto debía volver a ser un sitio inhóspito para los rivales, pero también que fuera de ella debía imponer presencia, como el rey de la selva que patrulla los límites de su reino sin temor.
El regreso de Óscar Ramírez al banquillo tuvo el simbolismo del experimentado león que vuelve para guiar a los suyos. Los líderes expertos no siempre cazan, pero enseñan dónde y cuándo hacerlo. Ramírez aportó temple, lectura del juego y una idea clara: recuperar la senda que históricamente llevó a Alajuelense a la gloria.
Pero ningún relato del león estaría completo sin la figura del antagonista. En la sabana siempre hay otro que ambiciona el mismo territorio. Para Alajuelense, ese desafío histórico se llamaba Deportivo Saprissa. Doblegar al principal rival en una final nacional, con un Clásico de por medio, le permitió a los manudos sacarse de encima una racha que los perseguían desde la temporada 1996-1997, cuando no lograban imponerse en una final ante su máximo adversario.
Con este cetro, Alajuelense alcanzó nuevamente el segundo lugar del palmarés nacional, igualando al Club Sport Herediano y sellando, además, su boleto para disputar la próxima Copa Centroamericana 2026 como primer clasificado. Es el equivalente al león que, tras asegurar su territorio, buscará mantener su influencia en la región, el mismo que ya cuenta con un tricampeonato en sus vitrinas.
Más allá de los goles y los resultados, este título se explica también por la comunión con su afición. El pueblo rojinegro, ansioso por recuperar la hegemonía que siempre lo acompañó, que volvió a creer. Las gradas se transformaron en un eco constante de aliento, como un rugido colectivo que empujó al equipo incluso en los momentos de mayor tensión.
Hoy, con la estrella 31 bordada en el pecho, el león rojinegro vuelve a mirar desde lo alto. Felicidades rojinegros. El rey león ha vuelto a la cima, y su historia, como en la sabana, continúa escribiéndose con garras firmes, mirada afilada y un rugido que retumba en todo el país.Nota escrita por Martín Soto. Periodista y estadígrafo. Coordinador de Estadística. UNAFUT.