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Sergio Ramos lidera la resistencia del Monterrey para arañarle un empate al Inter de Milán
Con Sergio Ramos como goleador y líder defensivo, el Monterrey le rascó un empate al Inter de Milán, vigente subcampeón de la Liga de Campeones. Ramos primero marcó diferencias con uno de esos cabezazos que tanta gloria le dieron a él y al Real Madrid y después comandó el encastillamiento de su equipo. La faena le sirvió para ser elegido MVP del encuentro. La igualada es el primer aviso serio de subversión del fútbol del otro lado del charco ante la opulencia del fútbol europeo. El Inter probó este martes ese acicate que supone derrotar o incomodar al poderoso. Lo tienen grabado a fuego los clubes latinoamericanos.
De inicio, el Inter pareció reencontrarse con la misma pesadilla en la que le imbuyó el PSG. El Monterrey salió descarado a ahogarle arriba, sin complejo alguno para mirarle a la cara a una de las potencias europeas de este Mundial de Clubes. Una espoleta para una hinchada mayoritaria que había montado su fiesta particular prepartido en la explanada de hierba que circunda el Rose Bowl de Pasadena. Bajo carpas improvisadas para protegerse del abrasador calor, se asaba carne y se elaboraban fajitas y tacos en parrillas y fogones portátiles.
La FIFA temía que la presencia de un equipo mexicano se convirtiera en una manifestación anti Trump. No fue el caso. No proliferaron ni pancartas, ni cánticos en señal de protesta contra el presidente estadounidense y su política migratoria. No goza el Monterrey de una hinchada numerosa entre la colonia mexicana de Los Ángeles. Es en Houston, por proximidad, donde se encuentra el grueso de sus seguidores en territorio norteamericano.